lunes, 26 de diciembre de 2016

Cómo son tus montañas




[Te] [preguntaría]
cómo son tus montañas.

Y me dirías
que pequeñas
suaves 
debajo de una sábana de algodón
debajo de la dermis y la epidermis
de la arteria torácica
de los paraesternales
de la fascia profunda
del epitelio pigmentario
de lo mesenquimal
del estrato basal
de la hipodermis
de los corpúsculos de Meissner.

Yo no podría dormir
sabiendo que no duermes
porque el viento azota los cristales de tu casa.

Y la Luna quiere saber
de mi boca
de tu boca
cómo son
tus montañas.


"Bolsillos en las piedras" 
© 2016 Esther González
Fotografía: "The Paps of Anu", Kerry, Irlanda.

domingo, 11 de diciembre de 2016

"Mar de Bering".



Musgo que me abrigas,
brezo azul que calzas mis pisadas,
cielo y bruma que adornas mi cabeza,
río que corres a la par del camino.

Busco la estrella de Sur
en las mujeres recostadas que forman las montañas
cubiertas de bosques y helechos.

La estrella del Sur
sobre las mujeres adormecidas junto al río y la casa,
embravecidas por un mar de arbustos
o sedosas como su piel de musgo.

Entonando cánticos que yo no escucho
bajan los árboles solitarios por sus caderas
hasta el lecho del río.

El agua es más caliente en las riberas
donde posan sus pies las mujeres dormidas
y anidan los animales que vuelan.


Mar de Bering. Mujeres, naturaleza y diosas.
Ed. digital © 2016 Esther González
Publicado en Amazon: goo.gl/fnxWuA


“Mar de Bering” son poemas de un tiempo más joven y virginal, poemas traídos por la naturaleza de las montañas y de los ríos; cuando los ojos bebían las curvas suaves del agua, buscaban seres alados y la boca leía despacio las descripciones del Libro de Kells o de la Vaca Parda.

Es una forma de decirte que son poemas nacidos del contacto directo con la naturaleza, de la observación y compañía de otros animales; de "re-ligarse" con las tradiciones orales celtas.

Dicen que el Mar de Bering cubre en la actualidad un puente de tierra que existió, hace miles de años, entre dos continentes.
Evocar ese nombre sonoro (Bering) y ese todo (Mar) quizá significaba para mí un algo desconocido,  que sólo se puede vadear con los pies desnudos y la verdad muy cerca: en el filo de los ojos y en la mano extendida, muchas veces, a tientas.

Naturaleza y espiritualidad, experiencia y evocación también están unidos.
Disfruta lo que haya para tí entre estos versos.
Esther González


jueves, 8 de diciembre de 2016

Construyendo Camelot




Yo y mis héroes.
Caballeros de Arturo
construyendo  Camelot
en el aire.

Gentiles con las damas
trovadores del amor
adalides de la Justicia.

Me bajo del caballo
y resopla.
Coge las riendas
y le sigo.

Hay un acantilado y luego un bosque
y luego un halcón.

Mira el mar
con ojos azules y verdes.

Un general romano piensa un instante
a dónde irá.

Brilla un cohete
se acerca el fosgeno.

Trovador, entonces.

Dibujando Camelot en el aire
con el dedo en el aire enguantado
de la guerra.

© 2013 Esther González. "Cuerpos lavados por los ríos".

                                                            David Jones, Mametz Wood. 
                                                                    Después.



Imagen: "Horse and Rider", de Elisabeth Frink (1975).


lunes, 14 de noviembre de 2016

Ella no es todo lo que has hecho




1.
ella no es   todo lo que has hecho   desperdicios se funden rotos   al fin
cromados   estacas de lágrimas   ángulos circulares

la sorpresa se acabó    la extrañeza del animal en medio del ensueño
súbitamente con los ojos abiertos   una certeza   de vientos sin espalda
fibras rojas

la herida está limpia y fresca   como un eco

2.
ella es rubia   morena   alta   no baja   ella es su pelo   llora   pero no por
ti   se levanta   pero no por ella

cruje esa noche sin luz   la noche se levanta   hay una baldosa suelta en 
la cocina   sin luz llora   ella no es


"Marzo"
© 2015 Esther González.

lunes, 7 de noviembre de 2016

Wilfred Owen: Por las puertas de la poesía y la guerra.



“If you knew what hands have been laid on my arm, in the night, along the Bordeaux streets, or what eyes play upon me in the restaurant where I daily eat (…)”
Carta de Wilfred Owen a su madre.

Joven, hace cien años.                                              
Un duro bigote perfilando
la boca sonriente,
los labios.

Aquellas noches en la ciudad francesa –Burdeos-
y los poemas.

“Si supieses qué manos se han posado en mi brazo”,
escribías a la madre.

Tú, intentando entrar
por las puertas de la poesía.
El Salón Dorado de la calle
de la Media Luna.

Todos a tus pies
el tiempo preciso
para sentirte entre los iguales.

Y la guerra.

Extraño pasaje desde la juventud a la nada.

Y poco a poco, el final se acercaba
                               inexorablemente.        


© 2013 Esther González. "Cuerpos lavados por los ríos".






Imagen cabecera: Puerta de Dijeaux, Burdeos. Fotografía de Silvia Sánchez.

Wilfred Owen vivió cerca de esta Puerta, uno de los muchos alojamientos que tuvo en Burdeos.
Decepcionado por su experiencia como ayudante de vicario, profesor de inglés explotado en Burdeos... Wilfred se alistó tarde, más por presión social que por convencimiento.
Llegó a Francia el 1 de enero de 1917, y su itinerario fue clásico: derrumbes, bombardeos, shellshock...
El frente le puso en contacto con poetas como Graves o Sassoon, que le facilitó cartas de presentación para Robert Ross y el círculo influyente que podían ayudarle a difundir su poesía, como así fue.
Falleció intentando atravesar un canal una semana antes de la fecha oficial del final de la guerra. 
En el Prefacio a su primer poemario, que no llegó a ver publicado, escribió:

"Este libro no trata de héroes (...) de hazañas, territorios ni nada que tenga que ver con la gloria, el honor, el poder, la majestad, el dominio o la fuerza (...) Mi tema es la guerra y la pena de la guerra (...) Todo lo que un poeta puede hacer hoy es alertarles. Por eso los verdaderos poetas deben decir la verdad."

sábado, 29 de octubre de 2016

El cuerpo está en el presente




El cuerpo es el lugar al que volver.
El tiempo al que volver.
La velocidad a la que volver.

El cuerpo
es el movimiento al que volver
el incendio
la lluvia
el polvo
la luz
la nada.

La campana y el tañido.


© 2016 Esther González.




"El cuerpo está en el presente... [lo natural] llega, está, y se va."
Chema Muela.


domingo, 23 de octubre de 2016

El miedo al otro. ("Defina "normal").


He visto la película “El contable”, dirigida por Gavin O’Connor y protagonizada por Ben Affleck, con guión de Bill Dubuque.

Mi intención no es escribir una crítica cinematográfica de la película, que algunos catalogarían como “de acción”; asimétrica en su calidad, quizá al pretender realzar aspectos que se suponen más comerciales; sino compartir algunas reflexiones positivas que, como espectadora, me ha sugerido.


El personaje principal (Chris) trabaja en su propia gestoría, una actividad laboral aparentemente normal que coexiste con una segunda vía, más arriesgada y oculta.

Lo excepcional es que se trata de un hombre autista, que ha alcanzado un nivel de socialización bastante alto, con sus rutinas y acentos personales, desconocidos para su cotidianeidad.


El hombre de hoy parte de un adolescente con este trastorno neurológico que convive con su hermano y un padre que, con extrema violencia, trata de inculcar en ambos la autosuficiencia y evitar el papel de víctima de su hijo mayor.

El actor Seth Lee interpreta al joven Chris

La película va desgranando una cierta crítica a los modos de las grandes corporaciones, y avanza con el joven Chris adquiriendo notable destreza en su autocontrol corporal y de interactuación, utilizando su extraordinaria capacidad matemática a servicios que van más allá de la declaración de la Renta; en una mezcla con una autodefensa violenta, imposible en otras circunstancias.

Sólo al final, en rápidas secuencias, conocemos el destino de la mayoría de sus suculentas ganancias con sus actividades extras: una residencia de niños con distinto grado de autismo, y la investigación de este trastorno.

También hay un llamamiento, con estas imágenes de fondo, a no temer a lo diferente. 

Porque detrás de la discriminación, los golpes, el acoso en grupo a niños y adolescentes, está el miedo “al diferente”. Al “otro”.

Sí, somos diferentes, dice la película, pero es sólo que nuestro cerebro funciona de otra manera (en el caso de las personas autistas); y muchos de estos niños no sabe cómo expresar sus pensamientos, su modo de ver el mundo.

No temer a lo diferente. 
Mira.





viernes, 21 de octubre de 2016

Lignario y vegetal, oscuro como un bosque a oscuras




Lignario y vegetal,
oscuro como un bosque a oscuras;
no hablo del deseo.

Hablo de estrangular la noche,
de que el cuerpo olvide;
eso es,
borrar la memoria del cuerpo
que tanto o tan poco dura.

Hablo   –no tanto de olvidar–
como de recorrer los bosques insalvables
que crecen para construirte fortaleza
de paredes sin piel.

No sea que vaciles,
no sea que no me desengañe.

A oscuras, como en un bosque oscuro,
no hablo del deseo.

Después del deseo   -o en él-
está el cuerpo que recuerda,
las paredes que defienden
para siempre, en el olvido,
lo que no se dió.


© 2004 Esther González. "A nuestros propios cuerpos".
Fotografía: Jover Cormac.

sábado, 8 de octubre de 2016

Mudra



No existe el deseo.

No existes tú.

Sólo lo que me da forma
o me vuelve vacío.

No especulo:

Respiro.


© 2016 Esther González.


Fotografía: Museo Etnográfico al Aire Libre, Rocca al Mare, Tallin, Estonia.
© Esther González.

jueves, 22 de septiembre de 2016

Tu luz bajo una extraña lluvia




¿Soy tu luz? Tu luz brilla bajo una extraña lluvia, susurra tu nombre, se arrastra y avanza escuchando sólo canciones de amor.

Tarareo canciones de guerra, pero nunca pensando en tí. Trato de contener tu ausencia, una hemorragia que gota a gota me desvanece. 
Y no quiero hacer nada. 
Espero el momento en que me llames, en que estés, en que seas.

Rememoro tu cuerpo fuerte, suave, caliente. No es momento de sentimentalismos, sólo de conjurar este vacío. 

Ven a mí, dime que vaya. Ven a mí diciéndome que vaya. Repíteme que estoy sobre tu pecho, yo te recuerdo dormida. Háblame de tu abrazo. 

Ni antes ni ahora creo; escribo. Me dejo llevar por tí. Siempre con besos prendidos dentro de mi cabeza.
No puedo solo decir buenas noches. Quiero pensar que estás cerca.


"Marzo"
© 2015 Esther González.

domingo, 28 de agosto de 2016

Entre los árboles de semáforos






Entre los árboles de semáforos
me pareció ver un ciervo.

Pero volvió la cabeza
y eran tus ojos.





"Bolsillos en las piedras" 
© 2016 Esther González
Fotografía:  © Yoko Ishii

jueves, 23 de junio de 2016

Basel




Braque experimenta con superficies.

Pero en El músico, mil novecientos diecisiete,
juega con el color,
y a mitad del cuadro
unos cilindros
recuerdan cañones.

Fernand Léger piensa en las mujeres,
y en acróbatas de circo
 al final de la guerra.

Quién es Laszlo Moholy-Nagy.

Esmaltadas naves industriales
Le Corbusier y sus Naturalezas.

El gato de Giacometti.

Y las botellas, frascos y violes de Ozenfant.

Calles orientales,
calles de arena.

En los años treinta
algo le pasa a Le Corbuiser:
aparecen mujeres en sus cuadros.

No sé qué pensar.

"Bolsillos en las piedras".
© 2016 Esther González.


Pintura:
"Femmes au perroquet sur fond rouge"Fernand Léger, 1951.

martes, 14 de junio de 2016

Los amigos, el viento




Los amigos, el viento,
los pájaros de tu ventana
no te escribirán poemas.

El cielo azul, la viejecita de la esquina,
las mareas,
no te escribirán poemas.

El charco de lluvia, la gasolinera,
aquel chico de pelo entrecano
no te escribirán poemas.

La noche, el portero de la sala,
las copas, el lavabo
no te escribirán poemas.

No te escribirán poemas
                       de amor.


Primum non nocere (Lo primero, no hacer daño).
 © 2013. Esther González.
Fotografía: Ricardo de Oliveira.

miércoles, 8 de junio de 2016

Como en una iglesia



Como en una iglesia,
quemar incienso mientras beso
tu espacio vacío.

Tus ojos cerrados
miran / un sueño completo,
como esas secuencias 
de las cuevas prehistóricas.

Dormir tus espacios vacíos.

Llenando huecos, inventándote.

Tener en cuenta
sólo el frío, el calor.

Besar tus espacios vacíos
es besar los míos.



© Esther González. "Marzo", 2015.
 Imagen: Cueva de Covalanas, Cantabria, España.
  

jueves, 2 de junio de 2016

Yo te esperaría















Yo te esperaría
en una arista
una roca agrietada
un perfil arañado
en ese destello
que no se ve
busca palabras
una piel inmensa
floreciendo en otoño
floreciendo en otoño.

Esperaría en la lluvia
un iceberg azul
de palabras de hierba
el hilo de oscuridad
que despierta al sueño.

Porque las manos duelen
floreciendo en otoño
floreciendo en otoño.


"Marzo"
© 2015 Esther González.