Recuerdo cuando me encontré a un precioso cachorro abandonado un día que paseaba sola. Me siguió hasta casa y no pude resistirme a darle de comer. Intenté localizar a su dueño y al final me acompañó durante seis años. Cuando se murió lloré lo que no está escrito. Luego vendría Kalina, una dálmata. Gracias por recordarme esos buenos momentos. Un abrazo Esther!
Hola, Marybel, gracias por pasarte y compartir tus recuerdos.
También tengo experiencias únicas con algunos animales; cuestionan nuestra presunta superioridad como especie, sobre todo en ciertas áreas y comportamientos.
El poema va descendiendo a la existencia, a cómo parece que son "otros animales" los que nos hacen compañía a nosotros, y somos inconscientes mientras la vida pasa y un día comprendemos que queda menos.
Recuerdo cuando me encontré a un precioso cachorro abandonado un día que paseaba sola. Me siguió hasta casa y no pude resistirme a darle de comer. Intenté localizar a su dueño y al final me acompañó durante seis años. Cuando se murió lloré lo que no está escrito. Luego vendría Kalina, una dálmata.
ResponderEliminarGracias por recordarme esos buenos momentos.
Un abrazo Esther!
Hola, Marybel, gracias por pasarte y compartir tus recuerdos.
ResponderEliminarTambién tengo experiencias únicas con algunos animales; cuestionan nuestra presunta superioridad como especie, sobre todo en ciertas áreas y comportamientos.
El poema va descendiendo a la existencia, a cómo parece que son "otros animales" los que nos hacen compañía a nosotros, y somos inconscientes mientras la vida pasa y un día comprendemos que queda menos.
Un abrazo, Marybel :-)
Yo, de pronto, he sentido el cansancio. Muy buen poema.
ResponderEliminarHola, Viky, gracias por pasarte (una vez más).
ResponderEliminarYo también siento ese cansancio. Deberíamos "estar" más como el resto de animales: sin noción de tiempo, volcados en lo esencial".
Un abrazo, amiga.